TRASCENDENCIA

Vengo hace varios días pensando acerca de lo que pasa en Chile y en mi circulo de amigos y familiares.
Todo es un caos, todos están hipersensibles y asustados, pocos creen en un futuro prometedor, radiante, feliz, sin antes pasar por un doloroso proceso de transformación.
Mi mamá está intratablemente sensible, mis hijos mayores adolescentes insufribles y mi hermana chica no habla para no meterse en problemas.
Pero bueno, a pesar de este caos, me queda siempre rondando la idea de la transcendencia, y no es una ocurrencia mía, esto lo tomo de un filósfo que escuche con paciencia y dedicación el otro día y que me ha marcado justamente por eso, porque me ha pegado por donde yo he aprendido a entender la vida en estas últimas semanas: a través de la trascendencia.
Entonces, ¿no será la desaparición del hombre como ser espiritual o la desaparición del hombre como centro de todo el quehacer social, lo que nos ha llevado a esta crisis?
Las religiones no han aparecido en estas semanas de conflicto, tampoco las cofradías, no he visto que haya un movimiento clásico que haya hecho una manifestación en el sentido de afirmar, como principio básico de las transformaciones que debemos hacer, que las personas como seres espirituales, deben ser el eje de todo el sistema, de la sociedad, de la familia, de la vida.
Es decir, aquel que cree que esto se soluciona de un modo diferentes es que está mirando el presente con atención al pasado, y quiere repetir todo, y aquello nos llevará donde mismo estamos hoy, quizás ya en la caída directa hacia el colapso y la desintegración, y ya está, el camino está definido, ahora hay que andarlo y ver qué pasa; o lo otro es creer que el pulso inicial decayó porque la gente sabe que debe seguir cumpliendo antes que le corten el oxigeno, y que nadie los salvará, ni siquiera el juez más justiciero ni nadie.

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