Cuando pienso en las relaciones humanas, asumo que la misma parte de la base de lo mismo de siempre, y que todos ya sabemos de qué se trata.
Pero lo complejo tiene lugar cuando nos eliminamos, sí, cuando lo que lindo e interesante de cada uno se esfuma, desaparece, se derrite.
A mi me eliminaron, me dijeron por qué pero no me la creo mucho.
Me eliminaron por razones que en verdad ignoro, me eliminaron quizás por que no supe leer lo que era necesario en su momento, no supe comprender que era un parche y como tal, tenía fecha de expiración, me eliminaron porque me tenían que eliminar.
No sé qué pase, no lo sé, y aún cuando parezca gracioso, no es la primera vez que me eliminan, pero soy sincero, no había vivido este proceso con tanta intensidad, no había tenido hacía tiempo el problema de no dormir pensando en ella ni despertarme pensando en ella.
Todo me duele, y enrabio en cierta medida porque hoy estoy como no quería estarlo, pero esto ha sido mi responsabilidad, yo lo solté todo, di los saltos y corrí los límites, y como el impaciente, planté un árbol y me senté a esperar que me diera una fruta, pero me faltó el proceso de crecimiento y maduración.
Por otro lado, el proceso de eliminación es peor que un concurse televisivo: ni el favor del público puede salvarte de irte para la casa con lo puesto.
Una amiga me trata de explicar que es una forma de no enfrentar ni menos enfrentarse, que es miedo, no, pavor a enfrentarme, y así, con un mensaje, como en los tiempos Victorianos, me notifica que para mi ya no hay espacio. Yo le agradezco del mismo modo lo feliz que fui, y qué más podía hacer en ese momento, ¿gritarle, decirle que estaba loca, que si me estaba poniendo a prueba, por qué está haciendo algo así?
No hubo tiempo, mi alma buena se interpuso en el camino, esa maldita compasión y respeto, compasión que por largos años me ha impedido de decir lo que quieras decir; y el respeto, por no invadir los espacios de ella, por dejarla en su camino, a sabiendas que conmigo, todo sería mejor.
¿Nos eliminamos entonces? No lo sé y quizás no lo sepa nunca, o quizás todo cambie y se vuelva contra ella o contra mi, nadie sabe.
Pero lo complejo tiene lugar cuando nos eliminamos, sí, cuando lo que lindo e interesante de cada uno se esfuma, desaparece, se derrite.
A mi me eliminaron, me dijeron por qué pero no me la creo mucho.
Me eliminaron por razones que en verdad ignoro, me eliminaron quizás por que no supe leer lo que era necesario en su momento, no supe comprender que era un parche y como tal, tenía fecha de expiración, me eliminaron porque me tenían que eliminar.
No sé qué pase, no lo sé, y aún cuando parezca gracioso, no es la primera vez que me eliminan, pero soy sincero, no había vivido este proceso con tanta intensidad, no había tenido hacía tiempo el problema de no dormir pensando en ella ni despertarme pensando en ella.
Todo me duele, y enrabio en cierta medida porque hoy estoy como no quería estarlo, pero esto ha sido mi responsabilidad, yo lo solté todo, di los saltos y corrí los límites, y como el impaciente, planté un árbol y me senté a esperar que me diera una fruta, pero me faltó el proceso de crecimiento y maduración.
Por otro lado, el proceso de eliminación es peor que un concurse televisivo: ni el favor del público puede salvarte de irte para la casa con lo puesto.
Una amiga me trata de explicar que es una forma de no enfrentar ni menos enfrentarse, que es miedo, no, pavor a enfrentarme, y así, con un mensaje, como en los tiempos Victorianos, me notifica que para mi ya no hay espacio. Yo le agradezco del mismo modo lo feliz que fui, y qué más podía hacer en ese momento, ¿gritarle, decirle que estaba loca, que si me estaba poniendo a prueba, por qué está haciendo algo así?
No hubo tiempo, mi alma buena se interpuso en el camino, esa maldita compasión y respeto, compasión que por largos años me ha impedido de decir lo que quieras decir; y el respeto, por no invadir los espacios de ella, por dejarla en su camino, a sabiendas que conmigo, todo sería mejor.
¿Nos eliminamos entonces? No lo sé y quizás no lo sepa nunca, o quizás todo cambie y se vuelva contra ella o contra mi, nadie sabe.
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