Cambios

Vivir de soltero a los 44 años es diferente a como lo recordaba.

Hoy, los cuerpos ya no son como eran de esbeltos antaño, el espacio que tenemos para soñar e ilusionarnos no es el mismo, las obligaciones y deberes son mayores y de mayores, son tiempos de otras urgencias, otras necesidades, el miedo a estar o quedarse solo se hace quizás un poco más patente, y hay una cierta presión de los que nos rodean a recomenzar la vida.

Hasta aquí, todo bien, es como una receta del buen pan, ésa que lo tiene todo bien descrito, paso a paso, gramo a gramo.

Sabemos que mañana es otro día, que si nos pasamos en las copas la resaca será fiera, que 4 horas de sueño no son ya suficientes.

En fin, cuando se trata de cambios, vaya que los hay.

Comentarios