1 año

Pareciera ser algo cliché pero es impresionante todo lo que puede ocurrir en 1 año.

La lista es interminable, llena de lugares comunes que no es del caso comentar, porque al final, todos sabemos qué puede pasar en un año, pero jamás podremos saber qué no pasó o no pasará nunca en ése año.

Sin embargo, me quedo con una sola reflexión: la rapidez del tiempo.

Por más que tratemos de vivir el día, que no miremos el mañana, que nos exijamos una y otra y otra vez no ilusionarnos ni menos imaginarnos cosas, al final lo que ocurre es que todo aquello imaginamos o soñamos no son más que creaciones de nuestra mente, que nos confunden y angustian.

¿Qué es lo más terrorífico? No estar ahora mismo donde estoy ahora mismo.

Pero bueno, mi primer nuevo año ha sido más dulce que de agraz, he conocido gente nueva, he encontrado palabras y gestos y preocupación donde no la había visto, también he descubierto la importancia del lugar propio, del silencio, del espacio, del orden, del frío y del calor, de los olores, de los lugares desbordados con objetos como también aquellos otros carentes de los mismos, nubes nuevas, amaneceres y anocheceres, las 4 estaciones del año completitas, los pasos de niños, los gritos en los pasillos, el olor a pan y frituras, el polvo que se cuela aunque las ventanas estén cerradas, el olor a estufa a parafina, los puzzles, los juegos de cartas, el lego, las risas y las penas, unas lágrimas por aquí y unos suspiros por allá, gritos, alarmas sonantes, ollas que se queman, ropa sucia que se acumula, el olor a ropa lavada, colgadores de caminas improvisados, el olor a niño, el gusto de dormir con los más chicos, las comidas largas y llenas de platos y copas, fumar dentro y fuera, comer y no comer, limpiar, lavar y trapear, el olor a mar, el pescado, la feria, el sol que sale y se pone, los ecos de los pasos, la cama siempre estirada, las noches largas y tristes como también las noches largas y entretenidas, los encuentros fortuitos, los desencuentros, las caras largas y los ojos vidriosos, los antidepresivos y anti angustia.

Y así, suma y sigue, como regar y podar las plantas, el cafe recién hecho, las series en la televisión, las cortinas a medio abrir, el paño de cocina sucio, los platos que faltan cuando son más de 7 los comensales, los cereales, la leche, el cafe instantáneo, la música, el silencio, el robot aspiradora, la música de la lavadora al terminar el ciclo de lavado, los pantalones sin planchar, las camisas que las usas 2 veces, la escobilla de dientes en la ducha, el olor a limpiador de vidrios y cocina, el resfrío, el sueño y el cansancio, las noches en vela, las buenas y malas lecturas, las fiestas de fin de año, dejar las llaves dentro sin repuesto, el corte de luz porque se te olvidó pagar los gastos comunes, o del gas, porque la cuenta nunca llegó.

Por sobre todo, las sorpresas y la terapia que se acaba y de permites largarte a vivir la vida sin ayuda ni apoyo, con un único consejero: el espejo en que te miras día tras día y que no te miente ni cuenta historias.

Son tantas y tantas las cosas que pasan en 1 año, que todos podríamos escribir mil millones de líneas, palabras y puntos y comas.

1 año, que según como se cuenta, lo empiezas a vivir como tu primer año y al estar de aniversario, vas por el número 2.

Es esa intensidad secreta de la vida la que mantiene en pie, como el sol que sale todas las mañanas porque la noche no logró derrotarlo, y por más que nos empecinemos en que las cosas se hagan como queremos, hay detrás de todo un plan infinito, en donde todos somos miembros de un mismo cuerpo, con buenos y malos, justos e injustos, abusados y abusadores, culpables e inocentes.

Si todo tuviera que ser vibración, me encantaría vibrar en todo momento y a toda hora, aquello sería mi nuevo pulso, mi nuevo ritmo, mi nuevo air.

1 año ya, ni yo me lo creo. 



Comentarios