La columna de hoy lleva por nombre la conjunción de hastío con estío, y no sé por qué.
Lo único que sé es que por más ganas que me genere en la casa para venir a trabajar, para levantarme todas las mañanas, tomar el auto y venirme a comenzar una nueva tarea o terminar la ya iniciada.
¿Por qué hastío?
Porque este año me ha agotado como nunca, quizás lo más dramático sea la sensación que las cosas han cambiado dramáticamente, los sueños tardan o no se cumplen, todos quieren todo y ahora, no queda tiempo para el sosiego y la lectura, qué sé yo.
Estío, porque el verano es irreverente, porque viene del latín Del lat. aestīvum [tempus].
¿qué es lo que verdaderamente agota?
Obviamente el hastío es fenomenal, porque va corroyendo y carcomiendo los impulsos bondadosos del ser humano, lo relanzan y en una larga y extenuaste agonía, lo conducen al único destino conocido, la abrumadora melancolía, la nostalgia, la ensoñación, la desolación y finalmente, la desesperanza.
Pero el estío es viril, vivaz, enérgico, es capaz de desnudarnos a todos, y con desenfreno, nos fuerza sin querer a que exhibamos lo que por tan largo tiempo llevamos escondido. El estío es - y así lo creo - sinónimo de liberación, de libertad, de renuncia, de impudicia, y gracias al estío logramos año tras año liberarnos por un rato de todo aquellos que nos hemos inventado para escondernos, para taparnos, para censurarnos.
Sin lugar a dudas, ambos son realmente agotadores, porque uno demanda energías sobrehumanas para destruir todo a su paso; el otro, en cambio, demanda las mismas energías para liberarse.
En este juego casi hipnótico es aquel en el que estoy parado hoy: miro con desdén mi propia vida, de cierta manera la desprecio porque no logro darle lo que verdaderamente creo que le gusta y que sería aquello que la levaría a niveles infinitamente mejores, o al menos un poco más felices.
Entonces, quizás sea el momento de descubrir y describir qué es lo que me tiene hastiado para que, de una forma definitiva, comience a vivir mi vida como a mi me gustaría y no como las circunstancias de la vida han aportado su dosis para hacerlo.
Asimismo, me aprovecharé del estío para liberarme de las ataduras, es una buena época, un excelente momento, la oportunidad mágica para hacer las cosas desde cero.
Lo único que sé es que por más ganas que me genere en la casa para venir a trabajar, para levantarme todas las mañanas, tomar el auto y venirme a comenzar una nueva tarea o terminar la ya iniciada.
¿Por qué hastío?
Porque este año me ha agotado como nunca, quizás lo más dramático sea la sensación que las cosas han cambiado dramáticamente, los sueños tardan o no se cumplen, todos quieren todo y ahora, no queda tiempo para el sosiego y la lectura, qué sé yo.
Estío, porque el verano es irreverente, porque viene del latín Del lat. aestīvum [tempus].
¿qué es lo que verdaderamente agota?
Obviamente el hastío es fenomenal, porque va corroyendo y carcomiendo los impulsos bondadosos del ser humano, lo relanzan y en una larga y extenuaste agonía, lo conducen al único destino conocido, la abrumadora melancolía, la nostalgia, la ensoñación, la desolación y finalmente, la desesperanza.
Pero el estío es viril, vivaz, enérgico, es capaz de desnudarnos a todos, y con desenfreno, nos fuerza sin querer a que exhibamos lo que por tan largo tiempo llevamos escondido. El estío es - y así lo creo - sinónimo de liberación, de libertad, de renuncia, de impudicia, y gracias al estío logramos año tras año liberarnos por un rato de todo aquellos que nos hemos inventado para escondernos, para taparnos, para censurarnos.
Sin lugar a dudas, ambos son realmente agotadores, porque uno demanda energías sobrehumanas para destruir todo a su paso; el otro, en cambio, demanda las mismas energías para liberarse.
En este juego casi hipnótico es aquel en el que estoy parado hoy: miro con desdén mi propia vida, de cierta manera la desprecio porque no logro darle lo que verdaderamente creo que le gusta y que sería aquello que la levaría a niveles infinitamente mejores, o al menos un poco más felices.
Entonces, quizás sea el momento de descubrir y describir qué es lo que me tiene hastiado para que, de una forma definitiva, comience a vivir mi vida como a mi me gustaría y no como las circunstancias de la vida han aportado su dosis para hacerlo.
Asimismo, me aprovecharé del estío para liberarme de las ataduras, es una buena época, un excelente momento, la oportunidad mágica para hacer las cosas desde cero.
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