País de culposos, país de ciegos

Soy testigo hoy de lo que nos ocurre como país: nos dimos cuenta de un modo violento y doloroso que hay corrupción por doquier.
Como alguna vez me dijo mi madre historiadora, nuestro país ha sido corrupto desde que se creó por los españoles, nada que hacer, solo contener.
Obviamente, de los dichos de mi madre transpira un determinismo asombroso, pero si todo fuera como ella dice que es, entonces el mundo no podría cambiar, la sociedad no podría cambiar, nada podría cambiar.
Yo creo que no hay determinismo aquí, lo que hay es un corrupción, y se agrava con nuestra culposa forma de ver la vida, en el sentido que mientras no nos llegue al corazón el mal causado, solo criticamos al otro pero no a nosotros mismos.
Y ese modo culposo de vivir la vida es lo que nos provoca una ceguera que nos atormenta, porque no somos capaces de ver más allá de nuestra rabia y dolor; pero, a diferencia del niño chico que no sabe cómo salir de su rabieta y puede pasar horas encerrado en su cuna llorando y bramando hasta que el cansancio lo vence y la rabieta se le va, cuando crecemos la rabieta no se nos va, se queda donde está, y nos va causando más y más rabia.
He escuchado de todo de soluciones, desde acordar un perdonazo hasta aplicar el método caida quien caiga, mas no he escuchado que alguien diga, "oigan señores, el problema es más profundo, le pegó al presidente de la república, el asunto se nos fue de las manos y tenemos que juntarnos a proponer de un modo inteligente y sin victimizarse, cómo arreglaremos el asunto".
Sin embargo, nadie piensa o dice algo en esa línea, o si lo hace, no es oído porque una propuesta así no vende, porque no considera los costos políticos de aquí y de más allá, las promesas de campaña y las no de campaña, las ordenes de partido, etc.
Hace rato que la democracia, como la conocemos, está cambiando, la gente se cree con más poder, los poderosos construyen diques para contener esta evolución, pero esos diques son cada vez más endebles porque aquellos que los soportaban se deben ir retirando del lugar por edad o por sobrevivencia; y cuando esos diques caigan será cuando existirá una verdadera crisis, porque al menos aquellos poderosos sí sabían qué querían, pero las gentes solo saben que el pan, el trabajo, el hogar, la vivienda, la salud, la educación y la pensión es lo que vale en la vida, nada más.
Culpa y ceguera, pareciera ser que esa combinación nos terminará por matar si no sabemos ahora y ya como erradicarlas.
Ya veremos, como dice el ciego, ya veremos.


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