De regrero

Las cosas se van y luego vienen de regreso.
Todo lo que dejamos atrás alguna vez, porque quisimos o porque la vida nos obligó a hacerlo, irremediablemente van a volver, ya sea igual a como las dejamos partir o de un modo diferente.
No es una casualidad entonces que tarde o temprano tengamos que enfrentarnos a nuestros fantasmas, o tengamos la posibilidad de volver a gozar con aquello que alguna vez nos satisfizo tanto; pero lo que al final ocurre es que la vida, los acontecimientos, los pesares, las alegrías, son todos circulares, todos tienen un fin y un principio, no hay esquinas, ni ángulos, es todo redondo.
Más de alguna vez me he preguntado por qué la vida de tanto en cuanto me depara sorpresas tan desagradables, y otras veces se muestra tan misericordiosa y generosa.
No conozco la respuesta, soy sincero, pero tengo una sola certeza: si no hacemos las cosas como vienen, las tomamos como se nos presentan, las entendemos como nos miran, claramente el resultado será desastroso.
En este sentido, pienso en el trabajo, aquella maldita forma de pasarse más 10 horas "lúcidas" fuera de la casa, lejos de la familia, absorto en una actividad que la mayor de las veces no nos hace felices por la sencilla razón que el trabajo ha dejado de ser un medio y con el pasar del tiempo y el aumento exponencial de las obligaciones, se termina transformando en un verdadero fin.
Si tan solo el ocio fuera verdadero ocio, como ahora, que no hago otra cosa de dejar que mi imaginación se desboque y suelte estas líneas, quizás la vida sería diferente, habría una conexión diferente con la vida y la muerte, la mañana y la noche, el frío y el calor, la lluvia y el sol.
Por otra parte, si el ocio fuera un fin en si mismo, que primara sobre todo el resto, la vida sería diferente, la apreciación de la realidad sería también distinta, y el riesgo de perder el sentido de la cosas, sería quizás más cierto que latente.
Y aquí caigo en las añoranzas, en el secreto deseo que las cosas vuelvan a ser, en cierta medida, tal como lo fueron en alguna época, es decir, traer del pasado con la sensación del hoy aquellas situaciones o condiciones de vida que me hacían sentir que el mundo estaba a mi alcance, a un tiro de piedra, y que no había límites, porque había tiempo.
Pero regreso a lo que soy y tengo, y estoy contento, cada día más contento.

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