Si pudieras más

Si pudieras más,
un poco más,
¿a dónde te llevarían tus pasos?
¿por dónde caminarías?
¿a quien le hablarías?

Silencio,
puro y sediento silencio.

Renaces como el alba,
acuestas a las estrellas,
las despides con un beso en la frente
les sonríes, les das las buenas noches,
y te echas a andar.

¿dónde irás ahora?
ni tus pies lo saben,
solo to inquiebrantable espíritu sabe qué quiere
pero no lo escuches,
porque el retumbar de tus pasos,
el murmullo de tus latidos,
el golpeteo de tu respiración te quitan el aliento,
y sigues sin entender,
sigues sin mirar,
sigues y sigues,
y nada te detiene.

Tan solo son gotas
sí, son gotas
nada más que estrellas en el cielo,
silencioso,
dormido,
cansado, abatido.
Y tu mirada se ausenta, tus pies se entumecen,
tu oído se aguza
y a lo lejos percibe vida, luz, calor, susurros, arrullos, risitas,
y te echas a correr, tropiezas, no ves nada, no sientes nada,
y el frio se te cuela por las ropas, el polvo te tapa las narices,
la noche te abraza, y te desvaneces a la vera del camino.

Y en tu oído retumba la pregunta,
da golpes, no, se golpea, choca, no tiene salida,
y el eco de cada golpe llena el vacío, rompe el mutismo,
quiebra el silencio, ese amado silencio que tanto te gusta,
que tanto te conforta, que tanto te arropa,
ese mismo silencio que cae al alba, justo antes que todo despierte,
y que tú,
sí,
sólo tu,
conoces como las líneas de tu mano,
y que te vuelve a preguntar,
¿y si pudieras más?

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