MI HERMANO MAYOR


Muchas veces he pensado qué decirle a mi hermano mayor a través de este medio, y a cada intento me detengo, me amarro las manos, me auto inmolo los dedos y no hago nada.


Pero quizás hoy sea el día, al menos para empezar digo yo, para entrar a hurgar y descubrir qué es mi hermano para mi y tal vez, qué soy yo para él.


Bueno será comenzar por el modo en que él me ve (en la medida de lo razonable, obviamente) y para ello recomiendo que lean su columna del día de hoy publicada en el diario la tarcera (http://blog.latercera.com/blog/jjdiaz/).


Sin lugar a dudas, mi hermano al menos sigue atado a mi y sin comprender la multiplicidad de factores que nos distinguen y nos diferencian; ojalá que entienda que en la diferencia está la clave de la armonía y que si yo fuera igualito a él, mierda, qué fome sería la vida sin tener un contrapunto muy cercano para darse cuenta de cuanto más, cuanto menos, me gusta de mi vida y de lo que he comenzado a construir.
De todos modos, yo lo sigo queriendo y evito criticarlo, lo he aprendido a querer y respetar, ya no me meto en su vida (si es que alguna vez lo hice) sin que él me invite y desde la misma distancia que él me mira, yo lo miro a él.
Recuerdo que mi mamá me decía el otro día a raíz del matrimonio de una de mis hermanas que pocas cosas en la vida la dejaban absolutamente tranquila, y una de estas era ver a sus hijos unidos y queriéndose. Amor de madre, según muchos, pero yo creo - y sin que se me acuse de mamón - que la mamá ha tenido razón y que esta unidad no es fruto de ella mi y mi padre sino de lo vivido, de lo dicho, de lo omitido, de lo confiado y de lo entregado entre los hermanos.
En fin, mientras siga digiriendo a mi hermano, poco podré decir más allá de lo dicho más arriba.

Comentarios

Tere Díaz dijo…
Ése es mi hermano!!!!!