NUEVA TELETON, 30 años sin perdón

Llevó una semana pensando en cómo hablar de la Teletón, en especial porque la Teletón es más jóven que yo y puedo decir con razón que he crecido con ella.
Sin embargo, creo que nadie se salva del yugo opresor de la Teletón y el que cada 2 años se nos vuelva a manipular de manera descarnada, abusiva, abierta y agresiva con una actividad que nuestro propio gobierno debería haber, hace 30 años, haber resuelto.
A lo anterior he llegado por la simple vía que el fin de semana de la opresión televisiva que implica la Teletón me fui fuera de Santiago y la verdad es que me sentí totalmente ajeno y relajado y sabiendo que no debía concurrir al Banco a depositar.
Es más, exiten signos inequívocos que demuestran que la Teletón es aún más opresora que la misma Iglesia a la que se pueda adscribir, a saber:
- es la única cuenta corriente que me sé de memoria;
- siempre nos ataca entre los meses de noviembre y diciembre;
- aun cuando tengo tv cable en la casa, siempre estoy tentado de seguir el proceso;
- me gusta ver esos vídeos que retratan las experiencias de personas en circunstancias límites y que gracias a la Teletón han salido adelante;
- de niño trataba de ver la vedetton pero no me alcanzaban las fuerzas (ahora de grande, tampoco);
- consumo los productos que favorecen a la Teletón;
- vibro con el espectáculo final con que se cierra la Teletón;
- insto a mis hijos a que junten plata para la Teletón.
Entonces, soy un oprimido por la Teletón, y la culpa de esta opresión es de todos y cada uno de los miembros de este país que no nos hemos hecho cargo de la discapacidad y la trataramos como se hace con los esquizofrénicos, los ancianos, las mujeres, los niños, los huérfanos, los animales. Es decir, el estado protector y benefactor brilla por su ausencia, pero bien debemos saber que sus arcas fiscales brillan también los días del show pues lo que se hace constantemente es generar más y más consumo y con ello, la gente paga más y más IVA (ando creativo hoy).
Entonces, ¿a quien favorece la Teletón? a todos los que legítimamente la usan y cuentan con ella puesto que el Estado no los ayuda ni por asomo; y siendo individualista, ¿me favorece a mi? sí, al hacerme sentir partícipe de mi propio egoísmo al darme por pagado por depositar un par de lucas y dejar mi conciencia tranquila que "he ayudado a la Teletón".
Por lo tanto, la Teletón existe por que el Estado y los ciudadanos dejan que exista, porque para todos es negocio, para los primeros porque recaudan más IVA y porque no tienen que meterse la mano al bolsillo para hacerse cargo de un problema per se deficitario; y los segundos, porque cada dos años lavan sus culpas y sus cargos de conciencia al depositar dinero.
Si me pregunto cómo se soluciona este asunto, bueno, o el Estado pone las lucas o el Estado nos deja poner las lucas donde queramos, pero para que lo anterior ocurra, ufffff, tendremos que nacer de nuevo, que es de algo que hablaré más adelante.

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