LA PRIMAVERA: CUANDO LA ENERGIA SE ACABA

Muchos dicen que la primavera es tiempo de renovación, de reanomarse, de salir al aire libre, de tomar sol, de acostarse más tarde, de revivir el espíritu y el clóset, en fin, época de cambios.
Así como los árboles cambian sus hojas, el pasto se pone más verde, el sol dura más sobre nuestras cabezas, escondemos las estufas y las cambiamos por ventanas abiertas, el alma humana sigue igual camino, pero con un elemento esencialmente diferente: es todo en corto tiempo, sin preparación alguna.
Lo anterior es propio de nuestra naturaleza, lo que se manifiesta claramente, por ejemplo, con los cambios de horarios, cuando por un decreto presidencial nos acortan las horas de luz y nos hacen dormir más en pos del ahorro de energía eléctrica.
Ya este año he sufrido una debacle corporal con el cambio de horario, me mató el que me acortaran el día en una hora. ¿Reminiscencia de mi estadía en Inglaterra? Quizás, porque odiaba ver que en el invierno del hemisferio norte el día acabara tan rápido, que a las 5 todo estuviera oscuro y que la vuelta a casa siempre fuera tan larga y cansadora con todo oscuro.
Pero bueno, volviendo a la primavera, la verdad de las cosas es que debemos reconocer que es la época con mayor tasa de suicidios, la época en que los solariums y tiendas de ropa delgada aumentan dramáticamente sus ventas, época en que la noche pasa como un suspiro y sin darte cuenta ya te dan las 3 am e igual quedan energías para seguir avanzando.
A mi la primavera me agota, quizás por que si ya vengo agotado desde el invierno por dar la pelea en todos los frentes de mi vida y tratar de hacer que las cosas funcionen al menos razonablemente, la llegada de la primavera me mata, me cansa, por que me obligo a cambiar el ritmo, a pasar calor en el metro (si afuera hacen 30 grados, adentro deben ser 40, seguro que sí), a tomar más agua que nunca, en fin, mi cuerpo acusa el golpe y se resiente. 
Mi alma, uf, cosa seria, ando melancólico, hecho de menos a mis hermanos que están fuera, su compañía me hace falta, reirme con ellos, gozar con ellos, conversar, sentir nuevamente que el orden histórico vuelve a su lugar son cosas que realmente extraño, en fin, todo me hace sentir un poco más decaído, más pensativo, más lento sin lugar a dudas. 
Pero creo que todo este proceso es parte de esta estación, en especial porque la naturaleza lo vive no durante sino antes, es decir, el cambio comienza ya con el invierno corriendo a todo vapor, y el repliegue que vivieron al tiempo de llegar el otoño y que les dio tiempo suficiente para prepararse para el invierno, les da el mismo tiempo para entrar en la primavera con renovadas energías.
Por eso es que debo volver a mirar la naturaleza, a aprender de ella, entender que las estaciones del año son parte importante del juego de energías de la vida, es un avanzar y retroceder, prepararse para atacar, atacar y luego replegarse, estrategia, sobrevivencia, la vida misma.

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