SALMON TIPO JUREL

Esta semana le han dado duro a uno de nuestros productos estrella: el salmón.

Indudablemente, el New York Times dio con el grano, y más allá de hacer pedazos a una industria que mueve millones, que emplea a miles y que lleva a los confines del mundo un toque de sabor de nuestros mares del sur, es un llamado de atención a un grupo de gentes que cree que el progreso es algo sencillo de alcanzar y fácil de mantener, y para evadir sus consecuencias, sacan número y esperan su turno para que los atiendan y les justifiquen sus dolencias y problemas y les den licencia para omitir el cumplimiento de sus obligaciones.

Obviamente la publicación pegó fuerte, bien bajo, donde el dolor es amargo y duradero, y les ha costado acusar recibo, han salido a defender lo indefendible, a recurrir al gobierno, a apretarle las clavijas a quien sea para que los yankies se desistan de esta campaña.

Pero todo ya ha ocurrido, y por lo visto, el salmón tiene pinta de jurel, ha perdido la magia y encanto de lo que se suponía era aquel lugar virgen en el que los crían.

En todo caso, no nos haría dejar de comer carne por y empezar a comer ésos tremendos pedazos de salmón, jugosos y llenos de espinas, de ese color naranjo profundo. 


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