SABIDURIA POPULAR (O THE WISDOM OF CROWDS)

Llegó a mis manos luego de un largo derrotero un libro que lleva por titulo el de esta publicación, y que viene a ser aquellas tipicas investigaciones noveladas de un gringo, llena de datos freaks y demostraciones empíricas que trata de demostrar lo demostrable solo para aquellos que hablan inglés: que la sabiduría popular existe.

Le he dado más vueltas que un trompo al asunto al momento de llevar la tesis del autor al plano nacional, y la verdad de las cosas es que aún no logro decifrar por qué las multitudes chilenas operan de la misma manera, es decir, cagándola.

Por ejemplo, cerca de mi oficio hay una esquina sumamente transitada, el espacio para cruzar de un lado al otro es el de la línea de zebra; tiene un semáforo de 3 tiempos y uno para los peatones que no dura más de 50 segundos. A las horas peak (o sea, casi todo el día), cada polo de la línea de zebra se satura, triplicando su capacidad para permitir el flujo y paso de los peatones. Todo se complica cuando kamikases chilenos se lanzan a cruzar la calle corriendo y haciendo peligrar sus existencias con el bullante tráfico que se les viene encima, y cuando llegan al otro lado de la calle, la gente que los espera debe hacer movimientos peristálticos para dejarlos pasar. Luego, al corresponderle el turno a todos aquellos parroquianos que pacientemente han esperado la luz verde para cruzar, obvio, no puedes entrar a la calle porque los que vienen del otro lado ya tienen copada tu vía de acceso y la masa te comienza a empujar hacia atrás.

¿Es todo lo relatado un ejemplo de sabiduría popular?

Otro ejemplo son los árboles y los cables aéreos: todos saben cuánto tiempo tarda en crecer un árbol, y todos saben cuánto se tarda en fabricar un cable (de luz, teléfono, internet, telégrafo, etc.) y ponerlo en operación. El árbol debes plantarlo, desinfectarlo, regarlo, moverle la tierra para que lo puedas seguir regando, fertilizarlo, podarlo, hablarle, hacerle cariño, limpiarlo para que sobreviva y aporte todas las cosas que aporta. El cable en  cambio requiere para que funcione  tener un poste, y para que el poste funcione necesitas hacerun hoyo, plantar el poste, rellenar la base con pavimento para que no se caiga el poste, dejar fraguar el cemento, conectar los cables y empalmes y finalmente dar el servicio. Cuando el árbol crece por lo general lo hace hacia arriba y oh, de repente se tropieza con un cable, y el pobre cable que debe operar sin interrupción y contacto se ve atacado por una rama y la solución es: cortar la rama en vez de enterrar el cable. 

¿Y qué dice la sabiduría popular? Obvio, corta la rama para que pase el cable.

Así las cosas, sigo mirando para ver si descubro algo que me haga retomar la fe en mi pueblo, la fe como dice el jugador del loto, es lo que al final de los finales nunca se pierde. 

Comentarios