Shine baby shine

Hace una semana atrás me comencé a venir a negro (viejo dicho televisivo cuando la pantalla queda momentánemente negra a causa de un desperfecto técnico en la trasnmisión), las sombras de la derrota, de la tristeza, de las ilusiones quebrantadas comenzaba a acechar. La verdad de las cosas, todo lo que me daba vueltas por la cabeza eran sensaciones difíciles de asumir y tremendamente desoladoras.

Mi hermano grande que viven lejos y su linda señora manifestaron profunda preocupación, haciendo presente el rictus depresivo en mis palabras. Traté de disimular mis dolores, pero no resultó, mi hermano siguió sin comprarme mi discurso autocomplaciente.

De pronto, como esas cosas que quieren aparecer a como dé lugar, me di cuenta que mi problema es no tener ahora ningún por ahora ningún nuevo sueño, meta, objetivo en la vida. Tal como le decía a mi hermano mayor, mirando para atrás, los último 15 años han estado plagados de hitos (universidad, matrimonio, trabajo, hijos, estudios, viajes) pero ahora me he quedado a fojas cero, mirando para cualquier lado.
Mi hermano me preguntó si mi problema es de horizontes o nortes, yo creo que la diferencia, no obstante lo delgada que sea, tiene que ver con saber cuáles son los límites = horizonte, y cuales son los nortes=objetivos.
Mi problema no es de horizontes, pues hasta la fecha he tenido la suerte de observar qué pasa en el mundo y no es que me sienta atrapado entre la cordillera y el oceano.
Mi problema está en los nortes, para dónde voy, qué quiero hacer de mi vida, qué pretendo alcanzar/lograr/desarrollar en el corto y mediano y largo plazo.
Por eso el "shine baby shine", por que me di cuenta que la causa de mis males era la falta de nortes, y sin perjuicio que hasta ahora aún no sé qué quiero, al menos sé cuál era la causa de mis pesares y que me debo hacer cargo de los mismos.

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