EL APAGON CHILENO (o también conocido como THE CHILEAN BLACKOUT)

Es la 1 am en Madrid, el calor golpea hasta los huesos, el hambre igual.
Como estoy en un hostal de no fumadores, bajé y salí a fumar un pucho y me puse a andar por las calles cercas (estoy a escasos 50 metros de la Plaza Mayor), y no soporté la tentación de pasarme por un local de helados y crepes a tomarme un café pero que al final terminó acompañado de una crepe de nutella con crema que estaba bastante agotadora.
Luego sali a dar un paseo y para mi impresión obviamente esta ciudad bulle, cualquiera sea la hora, es notable. Hay gente por todos lados: nacionales, nacionalizados, inmigrantes, paseantes, invasores, invadidos, un crisol de nacionalidades, de colores, de ropas y pintas.
Asimismo, actividad y cultura por doquier: tanto en la plaza mayoro como frente al palacio real había montados dos escenarios dando música, y como era de esperarse, cada lugar estaba a tope, la gente gozando de la brisa y algo más.
Todo esto me lleva a pensar porqué nos apagamos en Chile, porqué no aprovechamos la onda esperanzadora de la llegada de la democracia y tiramos la casa por la ventana, abrimos las puertas a la creación, al derroche, a copar las calles y plazas con gente y actividades.
Pero la realidad fue otra, y hoy se ven por doquier plazas llenas de juegos plásticos estilo usa, vacías y tristes, las actividades públicas escasean por doquier, si quieres asistir a un espectáculo, o pagas o te pones a la fila o te apitutas con el esponsor de la actividad para que te atornille en la primera fila y sentado.
Es un blackout, un apagón. La responsabilidad no es de las autoridades, pues ellas responden a las necesidades que ellos creen sus electores tienen. La responsabilidad es de la gente que vive en al ciudad, que se ha metido en sus casas, que ha preferido poblar los contrafuertes cordilleranos antes de seguir en los edificios de Providencia o el mismo centro de Santiago, en tener sus patios y jardines full actividades para sus críos, en no participar en al creación de actividades para el público, en no tomarse los lugares que por plano regulador se les han entregado, en dejar y permitir y no impedir y ordenar.
Blackout, todo el negro para fuera, todo a negro como dicen en la tele.
Eso nos está pasando, y no necesitamos que vengan turistas a pedirnos salir del cascarón; está en nosotros hacerlo, en nosotros recurrir a las buenas ideas y sacar los proyectos adelante. Así como los católicos salen a las plazas de mi comuna a rezar durante el mes de maría, el resto debemos seguir sus pasos, aun cuando sea para que la ocupemos por un ratito.
Así vamos a reconstruir la ciudad, a salir del apagón, que por lógica además es temporal.

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