La Cigueña

Hacía tiempo que no veía tanto la cigueña por mis barrios, especialmente por el hecho que la gente que me rodea naturalmente han sido más proclives a cultivar las relaciones personales de pareja y darse un tiempo, el necesario tiempo, para abrirle la puerta a la cigueña.
Así las cosas, en menos de 24 horas me informé de la llegada de la cigueña por partida doble, y la verdad es que verlos a mis dos amigos embarcados en la tarea de la crianza es, por decir lo menos, un antídoto frente a la adversidad, a volver a creer en la vida y en los desafíos que ella nos depara, a creer que no estoy solo en la vida, que muchos han comenzado a vivir las cosas que yo vivo a diario y que grande, muy grande es la tarea que se les viene por delante.
Es la cigueña la que ha llegado, una invernal, que no interrumpe su vuelo por nada ni por nadie, y así las cosas, vienen mejores tiempos, pues cuando al menos 2 seres humanos creen en la vida y en las inimaginables maravillas que su llegada al mundo trae, basta para seguir creyendo en nosotros, en nuestra especie, en nuestros sueños y esperanzas, en que una vida dará lugar a otra y así sucesivamente.
Viva por ellos, viva la vida, viva los sueños, viva los soñadores.

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