2° Episodio: el terremoto

Luego de haberme pasado un par de horas en el hospital, conciliado el sueño y vuelto a descansar, me levanté raudo a las 9 am, me vestí y partí a la oficina, con las ojeras más oscuras que de costumbre y con una nueva historia que contar.
Hasta el miércoles pasado mi vida se venía remeciendo lenta y cadenciosamente, como una serie de temblores prontos a desencadenar un terremoto.
El divorcio de mis padres ha desencadenado en mi una serie de sensaciones difíciles de describir, me ha tomado más grande, más crecido, pero me ha golpeado igual. La gran diferencia con la ruptura de mis padres de hace 9 años atrás es que en ésa época comezaba a terminar mis estudios, no existía ley de divorcio, Chile seguía creciendo al 7% anual, estábamos en el segundo gobierno del PPD con Eduardo Frei viajando con la Martita y las niñitas a todo aquel lugar en el que existiera una pista de aterrizaje, una época en que nadie vislumbraba aún la crisis asiática, en que la gente comenzaba a ser alertada del virus del año 2000, un mundo que susurraba al oído el peligro inminente del lanzamiento de un misil nuclear por culpa del nuevo milenio, una época en que me daban mesada y por mi cabeza aún no cruzaba la idea de ni siquiera tener que vivir casado, fuera de casa, haciéndome cargo de mi vida ni de la de aquellos que me rodeaban.
Así las cosas, hoy ya llevo casado casi 6 años, llevo trabajando con mi amigo Gabriel 7 años, tengo dos lindos hijos y una señora alucinante, hice un máster en Inglaterra y aprendí a enfrentar el mundo de un modo que jamás vislumbré, tengo amigos en muchas partes del mundo, tengo mucho que hacer pero poco tiempo.
Pero bueno, como les iba contando, con la muerte del papá de mi amigo Fernando vi como me pasaba la cuenta mis últimas semanas con mi padre, y así las cosas, me detuve a pensar cómo me estaba comportando con él y con mi madre, cómo los estaba tratando y cómo me estaba haciendo cargo de mi relación con cada uno de ellos.
Mi padre es un hombre locuaz, carismático, llevado de sus ideas, para algunos un maestro, para otros un enigma, para muchos un loco, pero para mi es mi padre, y así las cosas, cuando iba camino a tomar la micro agarré el teléfono y lo llamé:
- ¿papá?
- Iñaki querido
- ¿cómo estás?
- Bien, ¿y tú?
- Bien también.
- ¿qué necesitas?
- Nada, tan solo saber cómo estás.
- Bien, mucho mejor, pero ¿necesitas algo?
- No papá, tan solo contarte que en la madrugada se murió el papá de Fernando y tuve la suerte de acompañarlo y pegarme con un palo en la cabeza que necesitaba saber cómo estás y decirte que te quiero mucho.
- Ahhhh - silencio- qué triste.
- Sí que fue triste, porque fue inesperado, pero ...
- Así es la vida no más.
- Es verdad, así es la vida papá. En fin, solo te llamaba para saber cómo estabas y decirte que la muerte del papá de Fernando me tiró las orejas y me hizo reaccionar.
- Qué bueno que me llames para esto.
- Ya papá, un beso grande, te quiero mucho.
- Yo también te quiero.
- Hablamos papá.
- Ya Iñaki, besos para ti.

¿Dónde estaba el epicentro de este terremoto? ¿qué escala le aplico: la de richter o la mercalli? No lo sé, no soy terremotólogo, pero sí sé que Dios actúa en formas misteriosas, y una vez más me ha puesto en el camino para reecontrarme con mis padres.

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