LLEGO EL DIA

Notable fue la llegada de Santiago, luego de haberse tomado su tiempo y distancia para aterrizar por estas tierras.
Como buen hijo de familia, hubo que sacarlo por cesárea, y para colmo con forceps, y a las 11:39 am del día jueves 02 de febrero de 2006, en uno de los theatres del hospital princess Anne de la ciudad de Southampton, hizo su aparición don Santiago.
El socio pesó la módica de 4,235 kilos, o sea, nació criadito el niño, y de estatura, nada pues en estas tierras nadie los mide, no lo necesitan (y ya me imagino porqué si la altura de las mujeres de estas tierras es bastante superior a la de Chile y la tara, uh, las cagan, puras guatonas que no se pueden ni la respiración - ahora entience porqué la Lucha me decía que la miraban con cara rara al ir al hospital: era la más flaca, la más linda y la de mejor estado físico).
Pero bueno, el servcio/atención del Hospital fue increíble, de lujo, ninguna mala cara, ningún mal gesto (que chileno el dicho), en pieza común, todo tranquilo y supero protegido; la verdad es que un privilegio, la experiencia derrotó todos mis sustos y pánicos y aprendí a querer un poco más a este país que nos acogió desde el mes de octubre pasado.
Las celebraciones han sido tranquilas, mi suegro que llegó el mismo jueves me sacó por la noche a comer y nos dedicamos a celebrar con una buena botella de tinto, unos tiranosaurios rex y coñac. Una comida de aquellas que he gozado profundamente en estos últimos tiempos. El viernes fue con algunos de mis compañeros de la Universidad, harta cerveza y buena comida, temprano terminó la actividad como es de costumbre por estos lados pero a la vez fue muy bueno pues así pude recuperar algunas horas del sueño perdido las últimas semanas.
Ya el sábado la lucha con Santiago se volvieron para la casa, la Marcelita y Felipe llegaron a acompañarnos desde Barcelona ese mismo día y de a poco comienzan los días de adquirir nuevas costumbres, adaptarse al dormir a saltos, y a llegar a casa y saber que ya hay tres personas esperándome para saludarme y para decirles cuánto las quiero.