Don Lucho Caro

Don Lucho era de esos personajes que de cierta manera marcan la vida, y sin pensarlo ni quererlo, cuando los recuerdas te hacen volver la vista atrás para mirar como ha sido tu vida y que es lo que quieres para el futuro.

Don Lucho llegó a la casa de mi mamá durante los 90, no recuerdo bien fecha, pero llegó a ayudar y luego reemplazar a su finado amigo don Manuel, jardinero de gran habilidad pero de pocas palabras que murió en dolorosas circunstancias al quemarse su casa. Según recuerdo, don Lucho y don Manuel, además de ser grandes amigos y yuntas, eran vecinos en el mismo predio donde se instalaron las monjas rusas en el Arrayán.

Don Lucho era todo un caso, un hombre de mirada calma y bondadosa, de tez marcada por los años, de piernas flacas y gran apetito por el pan y el te. Lo recuerdo ahora trabajando en las plantas del jardín de mamá bien entrado el invierno con sus short, sus piernas flacas y su gorro de lana bien calzado, y también lo recuerdo en verano, con la misma tenida pero con polera. Al acabar su jornada de trabajo, luego de almorzar como todo un caballero sentado a la mesa de la cocina y dormir una siesta sentado en el mismo lugar, don Lucho partía de vuelta a su casa todo oloroso y emperifollado, con su sonrisa amable y tierna y diciendo adiós como de costumbre.

Se me viene a la mente (y con un gran dejo de tristeza y melancolia) el recuerdo que tengo de don Lucho de aquel día de verano del año 95 cuando, de vuelta de campamento de verano en Chillan, y no habiendo nadie mas que el en casa de la mama, don Lucho me recibió con su gran sonrisa y luego me preparo un almuerzo colosal (tallarines y ensalada de tomates) y me lo sirvió. Lo maravilloso de todo esto era que esa comida era de el, comprada por el y preparada por el, y yo, sin decirle nada, me encontré con ella al bajar a la cocina en busca de algo para saciar el voraz apetito con el que andaba.

Con los años don Lucho fue perdiendo la vista, pero su alegría y cariño no menguaban. La Lucha le consiguió llevarlo a trabajar donde su mamá, donde se arranchó definitivamente luego que mi madre se cambiara de casa y redujera espacios y gastos.

Este lunes recién pasado mi mama me contó que don Lucho murió, y la Lucha me contó que el viernes antes de morir fue a visitar a su mama para presentarle a su señora (la socia como le decía el) y mostrarle las fotos de su matrimonio y de su nueva vida en el campo y alejado del mundanal ruido. Segun los dichos de mi suegra, se le veia feliz, radiante, y como siempre, muy agradecido de todo.

Bueno don Lucho, que tenga buen viaje, que los ángeles lo lleven al cielo y que el señor lo reciba con los brazos bien abiertos tal como lo hizo usted con este humilde servidor que desde un lugar muy lejano le escribe este obituario en su honor.

Gracias por todo, lo quiere mucho, Ignacio.

Comentarios

Unknown dijo…
la vitta e bella

baccio forte
Unknown dijo…
estoy aburrido de dejarle mensajes al tal dr. grortststsner...da no respondiendo las suplicas por sus recetas retenidas

los no pescando


las kilómetros de japis meri crisman't

besiños farmacológicos para tus dos mujeres y shaguito.