TERAPIA PARA MATAR LA SOLEDAD

Me fui el fin de semana para Roma con todos los gastos pagos, debida y previamente invitado por mi suegro, y solo puedo decir una cosa: gocé como cerdo en el lodo, vale decir, como chancho en el barro.
Roma es sin lugar a dudas una ciudad que enamora, de aquellas que tienen la gracia de soportar mucho turista a la vez pero que no por eso pierde su identidad. Es por ello, y mucho más, que siempre depara sopresas, lugares nuevos, cafés por doquier, calles inentendibles, colores, olores, reliquias, y fisonomías diversas.
Sin embargo, esta vez no me quedé con gusto a poco porque tuve la oportunidad de un approach diferente a la ciudad; si bien es cierto andaba de turista, esta vez le hice el quite a los museos e iglesias (salvo la Basílica de San Pedro que es como peregrinar a la Meca) y de veras que gocé. Además viajar con el patrocinador le da un toque diferente al asunto, exalta las cualidades gastronómicas de la ciudad y se tiene y se toma el tiempo necesario para andar más lento, mirando, gozando, conociendo desde una nueva perspectiva.
Pero como todo llega a su fin, me devolví para el pueblo el lunes muy temprano por la mañana, y amés del inoportuno retraso del avión que me debía traer de vuelta a la tierra de los piratas, la verdad es que no he logrado cortar amarras, y para peor, he andado solo, pues mis mujeres han seguido viaje para el sur de Italia.
Entonces, hemos vuelto a las sensaciones de meses y semanas pasadas, un desasosiego completo, que ni el abultado estudio es capaz de aliviar, ni menos las histerias de mis compañeros que de cierto modo me contagian y me han sentir que la tierra tiembla bajo mis pies y que me obliga a sentir que todo se pone cuesta arriba de nuevo, los temores de fallar en los estudios, a la familia, a mi mismo, a mis sueños, me vuelven a acechar, y de veras que me dan ganas de mandar todo al infierno y arrancar, lo más rápido posible ojalá.
Por todo lo anterior es que he decidido abocarme nuevamente a escribir a modo de terapia para capiar estos funestos días de soledad, lluvia y frío, y tratar de mirar con nuevos ojos el panorama que me deparan estos meses de clases, que a ojos de buen bebedor, son solo 8, pero de los que ya queda uno menos, pues octubre ya se ha acabado.

Comentarios

Unknown dijo…
Sr de los panes shilensis bailables:
Comparto absolutamente con usted en lo de los escribiendo, terapishen departamento.
Que más sabroso que leerlo y saber de vustras vidas en los londres sound mashine.
Que sabroso lo de las romas.

Abrazos en lo de curiyork