EL SINDROME DE LA TIA ALICIA

Para aquellos un tanto familiarizados con la mezcla farándula-fútbol, el nombre de "Tía Alicia" algo les dice; pero para aquellos que nada entienden de este capítulo de la farándula, les comienzor por aclarar que la Tía Alicia no es nada más ni nada menos que la mamá de nuestro ídolo, guerrero, capitán emérito, goleados, símbolo del pundonor del aracuano indomable: don Iván Zamorano. La tía Alicia se ha ganado el apodo de la tía de Chile pues es la mamá de 'muestro' Iván, aquelo ser supremo y figura única del talento criollo por las latitudes europeas.
Pero, ¿a qué viene todo esto? me preguntarán, y ya les cuento.
Recuerdo una vez allá por el año 1994 que viendo el programa de trasnoche del canal 7 de nombre "Zoom Deportivo", conducido por don Sergio Sapo Livingstone, Pedro Carcuro y Michael Miller (entre otros dinosaurios), haciendo un extenso reportaje de la vida nuestro Iván acerca de su paso por el Real Madrid, y lo que más me llamó la atención fue cuando entrevistaron a Emilio Amabizca, compañero de equipo de nuestro héroe quien, en un arranque de honestidad, dijo que lo mejor de Iván era la cazuela que preparaba su mamá y que les convidaba a los amigos de su hijo cada vez que estos se dejaban caer por el departamento de su hijo. Debo ser honesto, escuchando las palabras de Amabizca sentí una mezcla de sentimientos de orgullo y vergüenza: orgullo, porque nuestro capitán era el ídolo de su equipo y los tenía a todos rendidos a sus pies con una simple cazuela; y vergüenza, porque no se puede ser tan rasca en la vida.
Y a mi me está pasando algo parecido por estas tierras, estoy sufriendo el síndrome de nuestro Tía, invito a todos mis nuevos y queridos compañeros a mi casa para cuando quieran, y les digo que mi casa es la de ellos, y que pueden pasarse por ella cuando quieran y lo necesiten, y por lo que estoy cachando, todo me dice que todo puede suceder.
Trato entonces de entender los factores del síndrome, y creo acertar con algunos de ellos:
- La edad: es un factor ineludible a la hora de conversar, de mucho sirve la experiencia;
- El terruño: no hay nada que hacerle, somo de madera diferente, nos gustan los abrazos y las caricias, los besos, las despedidas, las fiestas familiares, la patota, las noches de mucho vino y mucho cigarro, la buena comida, la conversación profunda, los llantos y las carcajadas;
- La comida: como factor que se desprende del anterior, asociamos todo con la comida, por citar, el cumpleaños debemos celebrarlo con algo para comer, nos juntamos a comer para celebrar el santo, una despedida, una bienvenida, una nacimiento, una muerte (aunque esto último es de poca ocurrencia), las fiestas religiosas, el verse pro verse y gozar;
- El gozo de la compañía: claro que gozamos de la compañía del resto, nos encanta que la casa siempre esté llena de gentes y amigos, que los cumpleaños estén llenos, que la comida abunde y el trago sobre, que todos salgan "con el ombligo parado" y agradecidos del agazajo, el mirar a los otros cómo gozan con los platos preparados y cómo se repiten 1 o 2 o 3 veces; y
- La familia: tenemos tan incorporado el concepto de familia en nuestros genes que donde vamos tratamos de hacer que esta crezca. Por ejemplo, no nos basta andar solos o estar solos, o buscamos más latinos para armar la juerga y pasar casi todo el tiempo juntos o confiamos en nuestras dotes y armamos el cuento por nuestros medios, y conforme una u otra situación tiene lugar y la gente comienza a llegar, nos vamos rodeando y llenando de nuevos amigos que a la postre son nuestra familia.
Entonces, si analizo bien los factores del síndrome, me empiezo a reir porque me siento sumamente afectado por el mismo, y cual síndrome traicionero que se oculta cuando lo buscas, el desgraciado anda haciendo estragos en este templo, y no quiero ver la cara de la Lucha cuando los cabros empiecen a dejarse caer por la casa.