Todo acontecimiento tienen su aniversario.
Los dolorosos y los malos, queman; los buenos, nada, porque siguen sembrando bondad.
Cuando el momento llega, hay que saber cómo apearse con el (des)aniversario, y siempre dependerá de cómo sea para que no te afecte, o por el contrario, para que te afecte y te saque lo mejor de lo mejor.
Hoy es mi (des)aniversario.
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